viernes, 4 de septiembre de 2009

Lorenzo, El Niño Aborigen


En una humilde choza
que colgaba de la sierra,
pasó sus primeros años
Lorenzo, un grande de esta tierra.

El patrimonio de su familia consistía
en un terreno de maíz sembrado,
gallinas en un corral, dos bueyes,
pobreza, dolor y quebranto.

Acompañado de una flauta de caña,
su alma infantil, vagaba,
cantando canciones alegres
inspiradas en la Pachamama.

En silencio sufría, porque
en su inteligencia despierta
contemplaba el desaliento y la lucha,
sumergida en el alma de su pueblo.
Aunque su tez era cobriza
y sus ropas, muy humildes,
decidió ir a la escuela
para ir cumpliendo sus metas.

De algo estaba seguro:
¡él ayudaría a su pueblo!
mientras tanto siguió estudiando, sabiendo,
que "¡los valientes no asesinan"!
sólo construyen hasta su último aliento.

María Victoria Eraso

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