martes, 20 de octubre de 2009

Entrevista Raúl Taibo - Actor

RAÚL TAIBO – ACTOR
Comprometido con rescatar la cultura nativa.

Todos tenemos un trabajo, una profesión en la vida. A veces esa profesión tenemos que sentirla como una herramienta para cumplir con nuestra misión, ¿Sentís que vos podés, a través de tu profesión, cumplir tu misión de vida?
Sí, en estos momentos siento que lo estoy haciendo realidad, porque antes era todo muy conceptual, muy desde el intelecto, mucho desde la razón, hacía que me tuviera que esforzar mucho. Pero hace muy poco tiempo a través del despertar a mis raíces y de darme cuenta de dónde vengo, de quién soy y de para qué estoy, mi oficio en este momento de actor, mi posibilidad de estar en los medios de comunicación me hace posible realizarme en eso que vos llamás misión.

Cuando uno cumple la misión y se lo facilita esa herramienta que eligió, uno puede alcanzar la felicidad… ¿Cada ceremonia en la que participás te hace más feliz?
Sí (Risas), tal cual, sí, sí, sí. Es felicidad, es tal cual. Porque al hacerlo, al organizarlo, al compartir con toda la gente que está involucrada, que está emanando nuestra sabiduría original ya se siente esa felicidad, o sea, sí soy feliz haciéndolo.
Cuántas más personas contagiemos esa felicidad, más podemos encontrar una comunidad en armonía. De alguna manera, que seas una persona pública que ha logrado la felicidad a través de su misión y de su herramienta de trabajo contagia a otros y esa es la forma que podemos cambiar el entorno, sólo cambiando nosotros…
Exacto el propósito es que cambiemos nosotros, en lo personal todo empieza a tener sentido, todo se va a acomodando hacia una realización y entonces te das cuenta que ese es el sentimiento que emana de toso nuestros sabios. Nos están dando ese mensaje de unión todo el tiempo, nos están dando ese mensaje de proteger a la Pacha, de proteger nuestro mundo, de ser guardianes de la Tierra, de ser guardianes de los elementos. Es eso radica el estar en armonía como vos decís, y si una comunidad se dedica a eso de por sí ya va a ser feliz y ese es el mensaje. Por eso estamos trabajando tan activamente para poder transmitirlo, para poder contagiar, para poder entregárselo a las generaciones que nos están precediendo, y eso es una tarea hermosa, lo que ocurrió en estos últimos días, esta unión que nuestros ancianos llaman del águila, del cóndor y del ñandú, que se hizo efectiva en varias ceremonias, confirma que acá se puede, que toda esta hermandad sigue unida, sigue viva, sigue presente y cada vez proyectándolo más hacia el resto de la humanidad.

Algún soñador dijo: Piensa en un mundo feliz. Si se contagia de persona a persona y sigue hacia la comunidad, ¿También se puede contagiar de comunidad en comunidad?
Y sí, sí, de eso se trata, de empezar a ser feliz, de empezar a hacer los pasos necesarios para respetarse, para escucharse, para descubrirse.
Y entonces a partir de ahí empezar a soltar.
Porque de lo que se trata es de soltar muchas cosas que hemos aprendido, nos han condicionado, hay mucha “educación” que nos han dado y que no nos permite ser felices. Haciendo lo correcto, lo que te sale del corazón, como por ejemplo ocurrió aquí en Capilla del Monte hace un par de semanas atrás que se celebró una ceremonia, una danza d la lluvia, donde había mucha gente que desde el corazón estaba involucrada en esto y estaba pidiendo desde el corazón, celebrando desde el corazón para que ocurra, y a los siete días ocurrió, llovieron otros siete días seguidos y entonces esa es una confirmación que cuando las cosas se hacen de corazón verdaderamente todo es posible.

Hoy se hablaba de no dominar la naturaleza sino de escucharla, de pedirle y de estar en contacto. ¿Es así que estamos en contacto con todos, y todos a través de ella podemos expresarnos?
Sí, tal cual, esa es la cosmovisión de nuestros ancianos, de nuestra espiritualidad ancestral y el realizarla en la vida es lo que te da armonía, te da paz, te da salud, y a cada paso te hace ser mejor ser humano y por supuesto te hace tener la posibilidad enorme y muy grata de mucho disfrute, de compartirlo en comunidad y de transmitirlo. Eso es un verdadero privilegio.

(Extraído de la Revista "el tercer ojo")

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